viernes, 16 de junio de 2017

BRISA DE SIRENA

Emerges del mar que alberga mi mirada, en su azul húmedo, abisal, insondable; en mis ojos ciegos, que te ven, bruñida por el sol y la arena, con una luz de atardecer, ya oxidada en el horizonte, donde confluyen el cielo y el agua.
Aunque son muchos los que se acercan a mí cuando recorro el paseo marítimo con mi bastón blanco y mis cupones de ciego, a ti te reconozco enseguida, por tu aroma a mar, a sal, a pelo húmedo. Sólo son unos segundos en los que percibo el soplo de la brisa de tu aliento, de tus palabras y de tu sonrisa abierta a la tarde tibia, mientras me das la moneda y siento el roce de tu piel, de tu mano, como la breve caricia de una ola que lame la playa.
Algún día te hablaré, para decirte que te asomes al mar de mis ojos ciegos, de donde surges cada tarde, cuando percibo tu aroma salobre, tu brisa de sirena recién emergida.

Francisco de Paz Tante

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