Al ver este cuadro de Picasso, titulado "Pareja de pobres", he
imaginado una historia (actual), en esta Navidad, para estos ojos de
desolación:
Con el paro
pertinaz y sus secuelas de ruina y pobreza, no pudieron evitar los impagos y el
desahucio. Por eso tuvieron que aprender a transitar por las sendas de los
mendigos, y a cobijarse en los edificios abandonados de las zonas más
deterioradas y umbrosas de la ciudad vieja. El hambre y la desolación las
aliviaban en un comedor social, donde bullían los pucheros de la lástima, para
ofrecer raciones de sopa y humanidad a quienes la mala vida o el infortunio los
habían arrumbado a la indigencia y a las cunetas del porvenir.